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¿UN PATRIMONIO PERDIDO?


Son varias las referencias documentales a edificios religiosos de Toral de los Vados, hoy prácticamente desaparecidos, pero recordados frecuentemente en la tradición oral. Nos referimos a la “Ermita de Santa Eulalia” y “La Capilla”, las cuales han dado origen a topónimos, de los cuales el de La Capilla cada vez se usa con menos frecuencia.

En el Libro de Fábrica de la Parroquia de San Cristóbal el acta del año 1936 fue redactada por el entonces párroco don Francisco Iglesias Ferrero. En ella, al detallar los daños producidos en la Iglesia Parroquial de San Cristóbal el día 24 de julio de aquel año, dejó constancia del patrimonio que se perdió en el incendio, y además referencias muy interesantes a la Ermita de Santa Eulalia, que se situaba cerca de la fuente de Santa Eulalia, y a La Capilla de Nuestra Señora de las Angustias, situada en El Ferradal.

.En la fotografía, muro de mampostería y mortero de cal cercano a la Fuente de Santa Eulalia.

Pero dejemos que sea el propio don Francisco quien nos lo diga.

“En la noche del día 24 al 25 de Julio de este año de 1936, fue saqueada, incendiada, y totalmente destruida la Iglesia Parroquial, y única que existía en Toral de los Vados.”

[Después de ubicarla y dar detalles de su emplazamiento pasa a pormenorizar más datos de su interior.]

“La iglesia parroquial constaba de tres naves cubiertas de losa. La principal y dos laterales, y medía 18 metros de largo por 14.60 metros de ancho. El pavimento era de losas grandes. Tenía una sacristía adosada al edificio principal, la torre con dos campanas, y el cubo de la escalera de subida a la torre. En el interior tenia tres altares con sus retablos y varias imágenes, púlpito, tribuna, coso [ ¿] bautisterio, sus confesonarios, algunos bancos, y el monumento de Semana Santa, y demás objetos destinados al culto. En la sacristía había una buena cajonería de madera de nogal y de castaño, y un armario donde se coleccionaban los boletines del obispado.

“Y todo el edificio fue pasto de las llamas, e igualmente los altares, retablos, imágenes, no pudiendo salvar del fuego mas que una parte de una nave lateral, una imagen antigua del patrono S. Cristóbal, otra del Niño Jesús, algunas ropas y un cáliz, también quedó intacta una de las campanas de la torre. Los daños causados por el incendio en la iglesia se calculan en unas cien mil pesetas.

Altares, retablos, e imágenes. Los altares y retablos eran sencillos, pero muy antiguos. En el retablo del altar mayor había cuatro hornacinas y en ellas estaban colocadas las imágenes del patrono S. Cristóbal, la del Sagrado Corazón de Jesús, la Inmaculada y la de Sta. Eulalia. La imagen de Sta Eulalia era antiquísima, y fue traída desde la capilla de su nombre a la iglesia parroquial cuando se arruinó dicha capilla que estaba situada en el campo que hay entre Toral y Otero, y que se llama Campo de Sta Eulalia. Aún se conservan las ruinas de aquella capilla y allí brota una fuente que se llama fuente de Sta Eulalia.

“En el altar mayor estaban también las imágenes de S. José y S. Antonio de Padua, y sobre el altar un sagrario de época muy posterior al retablo

El altar de la capilla del norte o de N. Sra. De la Peregrina tenía también retablo y sagrario fijo, y en este altar estaba la imagen de la Virgen de la Peregrina, o del Rosario, y la de S. Juan Bautista. Entre el altar mayor y esta capilla estaba colocada sobre una mesa la imagen de N. Sra. De las Angustias que el pueblo llamaba de los Dolores y veneraba con gran devoción. Fue traída esta imagen de la capilla que había en el Ferradal a la iglesia Parroquial cuando se derrumbó aquella capilla de Nuestra Señora de Las Angustias o de Los Dolores. La imagen era antiquísima de grandes proporciones e inspiraba gran compasión al devoto que la miraba atentamente y con fe. La capilla del Ferradal fue vendida cuando se derrumbó y hoy existe en aquel lugar una casa que está levantada sobre los mismos cimientos, y parte de los muros de la capilla de N. Sra. de Las Angustias o de Los Dolores.

“De ninguna de las imágenes que había en el templo parroquial se conserva resto alguno, todas quedaron reducidas a cenizas. Solamente de la imagen de N. Sra. De las Angustias se conserva un recuerdo. Atravesando por medio de las llamas conseguí llegar hasta la imagen que ardía en popa y ayudado de alguna persona de los poquísimos que acudieron a sofocar el incendio y que me proporcionaron calderos de agua conseguí salvar un pequeño trozo de la imagen que está todo carbonizado y queda de recuerdo de la venerada imagen de N. Sra. De Las Angustias para la posteridad del creyente.

“En la capilla del sur, o del Bendito Cristo había también un altar con retablo y en medio de el la imagen de nuestro Señor Jesucristo crucificado. Al pie de la cruz la imagen de las tres Marías, y a los dos lados las imágenes de Santa Polonia [¿] y San Antonio Abad. Entre este altar y el mayor estaba la puerta que comunicaba la iglesia con la casa parroquial. Colgados de las paredes había varios cuadros, uno de Nuestra Señora de Guadalupe, y otro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, de los Sagrados Corazones de Jesús y Maria y las cruces del Vía-Crucis. También había una cruz de Misión, pero esta aún se conserva.”

[Enumera a continuación más cosas que se perdieron como seis candelabros, así como el propio de Nuestra Señora de las Angustias, los Santos Óleos, ornamentos sagrados, tres misales, así como libros propios de la parroquia.

Sigue.]

El Domingo 19 de julio de 1936 celebré las dos misas y en la misa segunda sumí el reservado, no habiendo sido por tanto objeto de profanación el Santísimo y del sacrilegio del incendio de la iglesia. Desde ese día ya no pude volver a abrir la iglesia al culto ni celebrar la Santa Misa. Como no había en la parroquia mas iglesias que la parroquial destruida, el Excmo. Sr. Obispo me facultó para celebrar la Santa Misa los días festivos en un altar improvisado sobre las mismas ruinas de la iglesia, y así se vino haciendo sin interrupción varios días festivos y pidiéndole al Señor perdón para aquellos que con sus manos sacrílegas habían prendido fuego a la Casa de Dios en la memorable noche de la fiesta del Apóstol Santiago Patrón de nuestra España.

La señora farmacéutica de la localidad Dña. Purificación González Fernández cedió gratuitamente un local para que se celebrasen los cultos mientras se construía una nueva iglesia parroquial. Dios premie este acto de generosidad de esta señora cristiana y buena.”

El acta aparece sin firma, aunque la letra de don Francisco Iglesias es inconfundible en todos los documentos precedentes y siguientes del libro firmados por él. Va precedida del cierre del año a 31 de diciembre de 1936, este firmado por él, y continúa con el año 1937, lo que nos indica que fue redactada varios meses después del incendio de la Iglesia Parroquial.

¿Hemos perdido un patrimonio? La respuesta es que “algo queda”. ¿Seremos capaces de encontrarlo?

José Vicente González Alonso y César Fernández Arias.

Publicado con anterioridad: 9 mayo, 2018

Categorías:Colaboradores, Vicente

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